Y te despiertas con reminiscencias de un pasado,
que casi ya pasó y no es presente (no sé...),
aunque lo cierto es que a veces seguimos presenciándolo,
como relámpagos en plena noche que te deslumbran y se vuelen
enseñándote la espalda,
-aquel universo de lunares con el que jugaba,
motivo de mi adicción al sabor de tus sudores-
y yo, ya ni me escondo
porque al final, seguimos navegando en la "certeza del absurdo"
-eso sí, yo sin tu sudor que aun se me confunde, a veces, cuando sueño despierto,
y tú, sin mi mal humor, eso seguro-
y el circo siempre dispone sus puertas abiertas,
y el viento pone la melodía en los pasajes que nos llevan al centro del espectáculo.
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