sábado, 8 de febrero de 2014

Mi cabeza tiesa, poesía espesa.

Se esconde el sol ennegrecido por lágrimas de ceniza,
con olor a cloacas infectas de gasolina
en la lenta respuesta de organismos (somos nosotros y nosotras mismas)
mutados alimentados de cereales genéticamente modificados.

Sube el vaho por las escotillas de salida,
piso charcos de mugre y rugen
a lo lejos,
humanoides descontentos,
yo uno de ellos,
y si te acercas a las rejas observas el sangrante e involutivo especátulo:
lucha de clases y demás mierdas depredadoras.

La batalla se establece a priori, en forma
de piedras contra tanques
masas contra pistolas
manos contra porras.

¿Qué esperar? si en vez de darnos pico y pala y a cavar,
nos dan pico y jaco para podernos desterrar.
Como en los 80, tiempos de crisis, revueltas y resistencias,
nos venden la nada que nunca acaba
y nos arrastra a gachas hasta las cloacas
donde los buenos se vuelven locos mansos,
y los malos andan a sus anchas presumiendo de escudos, familias y espadas.

Poesía oscura es la única que me saca la mugre de mi garganta,
mis letras están hartas de expresar tanta violencia y mierda.
Mis frases nacen presas de un cuerpo que ansía desprenderse de la recurrencia
de una camiseta de fuerza que ha llegado al extremo de hablarme,
mientras aprieta y aprieta.

Y me ahoga el respiro mientras ríe y observa,
la esquizofrenia baila entre ciénagas y tormentas.
La locura alumbra mis pasos entre lodo, humo y barro.

Pido perdón por estas letras,
pido perdón a mi cabeza que ya está tiesa
mientras se desvive presa y reserva algún rincón
para la alegría, la ilusión y la inocencia.
Mi cabeza anda presa: a la vez dormida, a la vez despierta.
Mis neuronas cumplen condena por la exaltación de la lucidez extrema y el desacato.

Espero a lucifer entre borrachos mientras tanto,
a la vez que encuentro la empatía en los ojos de un gato que pasa
desnutrido y flaco.
Me paseo por dentro,
me duermo despierto,
delirios encuentran consuelo,
la cama se rebosa espesa,
y la líquida lava
me alimenta mientras permanezco
porque no quiero
desviviéndome aquí adentro.