martes, 9 de abril de 2013

"Entre otras, sobre todo un martes, cada dos"

A  muchas personas.

Ya no sé si esto de escribir se reducía a estar
un paso más allá de lo triste
y relatarlo,
profesionalizar las pasiones frustradas,
crearme mi katarsis de malviviente
inadaptado,
y salvarme de tragarme el vómito
para finalmente tener que malcagarlo.

Aprendí a no comerme mi propia mierda
sino a escupirla,
que era mucha y ya desesperaba,
cuestión de supervivencia

o pulsión de vientos
que corrían
por mis desidias.

Sí, aunque parezca feliz, y ya casi no escriba...

Reconozco mi afición
a sentirme cómodo,
buscarme un rinconcito,
y revivirme
en cada una de las estrellas desheredadas del camino;

en cada una de las ruinas de sentimientos
que resisten a convertirse en el próximo atractivo turístico,
con explicación histórica, fecha y etiqueta,
sobre todo con etiqueta,
dan asco sobre todo las innecesarias;

y en cada una de las piedras olvidadas
que sobreviven sin coleccionar miradas
y resisten, heroínas y mil pisadas
con el corazón en el suelo,
y por no llorar la mirada al techo,
dos segundos,
un suspiro y como nuevo.

Desde que aprendí a ver su luz
me aficioné a sentarme cerca
de esas estrellas inadaptadas,
las que apenas ve la mayoría,
las que observan y se esconden
de las que aprendes apenas de mirarlas:

las que brillan sin querer son las que verdaderamente me encandilan

Llegados a este punto,
creo que pedir perdón esta vez no es lo adecuado,

¡prefiero dar un puto grito por los desheredados!

Porque me siento libre en cada abrazo
de palabras o cuerpos:

es la viveza del delirio de saberse entendido.

Porque me siento parte de los que no rehúsan el romperse en mil pedazos
y no rehuyen el realismo trágico:

compartir realidad,
aunque duela,
une,
y lo que une,
da vida,
y lo que da vida,
siembra soles,

grandes estrellas difíciles de olvidar.

"Desde Ch(X)aouen hasta tí, si salen barcos"


Ya lo dice Chaouen:
quiero "mi habitacion en tus pupilas",
por su profundidad precisa,
y el calor de su saber estar,
siempre como infinitas sonrisas de
bienvenida.

Me desnudo al tiempo
porque sus olas abrigan mis mañanas,
nunca sobra el mar,
naufragaría mil barcos
en su piel,
si sólo supiera,
que puedo alimentarme
de su mirada.

Me gusta el té de sus palabras,
por eso las desayuno sobre la luna,
en cada noche,
mirándola,
siempre

por eso
nunca sobra
su viento por mis madrugadas.

Las miro,
tan tuyas,
y te veo

a gesto y palabra viva...

me ayudas a huir de malos fríos
como caricia de suaves sábanas,

la gente no entiende mi buena cara,
hasta explicarles qué
es lo que pienso
cada vez que entras por mi ventana.

sábado, 6 de abril de 2013

"Mirada perdida"

Huye, escapa, olvida, no afrontes, deja que la teleprisión te atonte y atormente con su doble idiosincracia: "desea lo imposible, pero no consigas nada". Quédate petrificado: absorbe su basura.

Y revolviendote por sus entrañas, lámele las pezuñas al monstruo en las nobles y relucientes capas de los altos estamentos; cree al cura en su misa de tres veces al día y doblégate, sobre todo doblégate... y redúcete a la masa in-pensante de los devotos de la ideología de las cabezas perforadas.

Mira y olvida, desea lo imposible y no lo tengas.

Eso sí, recuerda, el fluir de la eterna aspiración hace imposible el respirar.

**

Inadaptado desde la soledad más nostálgica y melancólica hasta las más profundas cuevas con algún desliz de aquella que un día, se empeñaron en mal-llamar sociedad.

O como me dijo una pintada, "como un tenedor en un mundo de sopas".


Me declaro insolvente
de cordura

la normalidad asusta
y lo común abruma;

entre sombras
y tinieblas

tiemblo
ante la negación de cierta diferencia;

me arranco el corazón
y lo escondo

bajo la tierra