miércoles, 21 de noviembre de 2012

"Qué mas da!"


A que va a ser que el mundo me come
y yo,
despistado como casi siempre,
jugando a mover una vela.

Atento eso sí,
a descubrir algo nuevo en el fuego,
a predecir el instante justo antes de sentir que quema.

Desatendiendo por otra parte,
esa facilidad con la que se me escapa la mirada,
y es que mis ojos están,
pero ella...
se va. 

Tal vez a ese lugar que nunca descubro del fuego,
para que no la encuentre,
o para que la busque,
también a algún desierto de significados que sólo ella entiende.

Se va, 
por eso que el mundo me coma,
casi que me la come a mi más.

Sin embargo, sería frustrante...

más que por la supuesta ingesta
-que sería para el mundo
como quien se come un pedazo de pan antes del almuerzo-

por tener la mirada en otra parte
y no poder mirarlo a los ojos con esos años de rabia acumulada,
porque pasaría de largo la oportunidad soñada,

de meterme un puñado de tierra en la boca,
mezclarlo bien con mi saliva 
hasta que ambas
sean la masa compacta de mi desprecio,

y pueda devolver el disparo
a su puto rostro blanco y pulcro,
pseudoplastificado,
y repartirlo por su traje...
y dejar que se empapé del jugo 
segregado genéticamente por generaciones 
que sabían de sus malas artes,

y que de repente todos nos pusieramos de acuerdo
en pegar fuego a las lavanderías

por eso sería frustrante,
dejar que a muy menudo la mirada se te escape,
y perderte ese momento

devenir-destruccióncreadora
devenir-revolución

y cagar todos sobre el brillo de sus zapatos,

y reirnos sin contradecirnos,
y bailar de una vez con la vida.

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