No hay precipicios
ni vértigos
ni miedos
si al caer sabes
-y lo sé-
que vas a empaparte en un océano de confianzas.
Y como lo sé
me tiro
me baño
me empapo
me seco al sol
y hasta me lamo
y me relamo
por recrearme en la miel de palabras
y el cálido abrigo de esa toalla,
que también descubro
me brinda ese océano de confianzas
que deja mi mar en calma.
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