domingo, 14 de octubre de 2012

"Caída"

Hay veces que la vida se te convierte
en una tarde lluviosa de domingo,
donde la neblina apenas te deja ver,
acercarte a la casa del vecino.
Y entonces aquel libro,
o quizás algún desliz de compañía.

Las soledades compartidas
nunca serán en vano.
Dos libros y dos vasos,
cuatro ojos perdidos tras el vaho,
y un cristal que les impide el paso.

La caída siempre será tal,
pero nunca la misma
si alguien te coge de la mano.
La lentitud hacia el abismo la convierte en disfrute,
ya si por el libro o por el calor desnudo de ambos,
consiguen desprenderse de lo malo.

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