Rie y grita,
cuando quieras.
Apaga los párpados y llora,
cuando creas.
Mírame a los ojos,
cuando sientas.
A pesar de la rojura de mis pómulos,
a pesar de la dilatación de mis pupilas.
Ahí estaré,
petrificado y como mirando no se qué,
pero admirando tu gracia y tu ternura,
agradeciendo que hay un puente entre tú y yo,
que me ayuda a huir de la amargura.
Reiré y gritaré
cuando te vea,
porque aunque no lo sepas,
y a pesar de mi tragedia,
tu presencia me alegra,
tu mirada me anestesia.
Por o a pesar de eso,
no me mires más
y habla,
cuando quieras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario