A veces te vas, te vas
tanto que no te puedes dejar de mirar.
A veces tanto, y tan alto,
que al caer se hace de rogar el impacto.
A veces tan poco, que a pesar de intentarlo, tampoco,
que más bien pareces inocuo.
A veces tan poco, tan poco,
que ni para moverte después de todo.
A veces tanto, y tan callado,
que te mueres por romper aquel trato.
A veces te vas, te vas
tanto que pareces no estar.
A veces te vas.
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