Sientes que vas a la deriva,
pero Huxley se te aparece en sueños
y te dice: viaja.
Y te vas,
pero el barco que navegas es dificil de llevar,
el mar no está como pensabas
y se te pasa por la cabeza la posibilidad de naufragar.
Te mantienes porque eres fuerte,
pero empiezas a tener ganas de verme.
Ven.
Pero no voy, mi barco aun no está preparado,
y dices que cuando llegue no podré disfrutar
ya que me sentiré muy mareado.
Voy.
Y entonces vienes,
con tu barco y el mío podremos hacer uno fuerte y grande,
uno que aguante todos los mares,
me dices entredientes.
Tu barco volvía con heridas,
y el mio era débil desde su partida.
¿Qué hacer?
Andamos por un día,
al caer me ayudabas a levantar
y viceversa, pero tu mano estaba fría,
y la mía me dolía.
Qué remedio tia,
si ya se veía,
andabamos a la deriva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario