sábado, 21 de diciembre de 2013

Eructada

Soñé con cientos de sables ardiendo cortando cuellos, de aquellas cabezas en estatuas que aun me siguen recordando su asesino imperio, ladraba contra el viento y pasaba el tiempo. Paseaba la memoria refugiándose en mi cueva, sana paranoia mental o eso creo, que no olvidarse de los cientos de miles de muertos aun sirve para coger aliento cuando me siento como un siervo y entonces, me desprendo...Masa, civilización, desconcierto, viene el desapego por el descontento, y lo mismo no se si acierto, que venga Marx y me lo diga, que se pueden asaltar los cielos. Socialismo o barbarie ¡eso sí que es cierto!. Y pensaba en desvivirme lejos dejándome llevar al ritmo de un caracol que se alimenta del sereno, darle las buenas noches a Platón fiel compañero, que camina junto a mi en esta tierra interior en la que nunca sale el sol ya que últimamente mi mente se cultiva indoor, y ponerle frenos al mundo es hablar de revolución, y menudos frenos que necesitamos, eso me temo.. Admito que de intentarlo tan poco, no se ni como hacerlo. Dale fin a esto,cierra la verja del cementerio de los sueños. Darle fin a esto es terminar con la tortura del exceso de pensamiento. Luego despierto y abro el cuaderno, ya no vuelvo a dormir absuelto y mis ojos lloran hacia dentro, petrificados en el eterno vacío de unas letras que no entiendo.

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