jueves, 16 de enero de 2014

¡qué vergüenza ser hombre!

¡qué vergüenza ser hombre!

Claro está, más que a estas alturas le pese a uno, que es obvio decir que una muertes valen más que otras, o que hay incluso, una política de la muerte, una política entorno a quién es víctima, y una política entorno a la demonización o banalización del verdugo. Las víctimas de ETA  parece que valen más que las víctimas del Estado, e incluso estas dos valen más que las víctimas del capitalismo, e incluso estas tres valen más que las víctimas del patriarcado. ¡4 asesinadas!

De éste último caso,  por lo general en los mass-mierda se habla poco, y mal, en el sentido de que se resalta el hecho de un asesinato sin resaltar la causa estructural de dicho asesinato. Como dije antes, 4 víctimas del sistema de dominación patriarcal.

Decía Gilles Deleuze del libro de Primo Levi "Si esto es un hombre" (el relato del autor en un campo de concentración nazi) que lo que lo diferenciaba del resto de libros sobre el holocausto nazi, es que introducía en el libro el sentimiento de "la vergüenza de sentirse hombre", con la reflexión que da título al libro "Si esto es un hombre..." Si esto es un hombre, siento vergüenza de ser un hombre, reflexionaba Primo Levi.

Levi hablaba de vergüenza en el sentido de vergüenza respecto a la noción de humanidad, como tantas veces mal generalizada en el concepto de hombre. Hoy creo que muchos sentimos la vergüenza de ser un hombre no ya en un sentido general, sino en un sentido muy específico, en el sentido de género.

¡qué vergüenza ser hombre!

Desde la conciencia absoluta que quizás uno reproduce muchas veces de manera inconsciente elementos simbólicos que sostienen estas muertes, e incluso desde la consciencia y la responsabilidad de uno que en algún momento de su vida ha sentido celos, celos que justifica el sistema de dominación patriarcal y que a su vez justifican asesinatos.

¡qué vergüenza ser hombre!

Chistes de compañeros de trabajo en los que te sale una risa a medias y segundos después te preguntas a tí mismo ¿por qué coño te has reído?

Si esto es un hombre, ¡qué vergüenza ser hombre!

No ya vergüenza hacia el resto desde una situación de perfección autoreferenciada, sino en la forma que introducía Levi en su libro (por ella la importancia de su referencia): vergüenza de formar parte, de sentir vergüenza de algo que quieras o no, te constituye, te ha hecho, te hace, vergüenza de errores, vergüenza del adolescente que ve maltrato y no condena, vergüenza sobre casos cercanos concretos, vergüenza de no haberme enfrentado a un militar maltratador, vergüenza del silencio, vergüenza de mi socialización como hombre, vergüenza del pasado y también del presente, vergüenza, vergüenza, ¡vergüenza de formar parte de algo que da vergüenza!

¡qué vergüenza ser un puto hombre!

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